miércoles, 28 de febrero de 2007

Las cosas bonitas de la vida, algunas así, como un clavo en la pared

Quiero contarle algunas de esas cosas bonitas que tiene la vida.
Bueno, pues podría comenzar diciendoles cuan importante es saber.
Si no te rias, como si hubiera dicho un tremendo disparate. Claro que es eso mismo que acabas de entender.
Es pero que muy importante saber. Y no siempre tanto tanto, pero si lo necesario, y lo importante.

Sobre todo aquellas cosas que hacen falta para un momento determinado.
Yo se bien que en las sociedades de consumo, la gente no guarda nada, compra y tira lo que ya por alguna razon no le place, sin embargo resulta grato conservar, tener nuestras reliquias, muchas quizas pasadas de moda y otras que regresan al paso de los años convirtiendose en trofeos para aquellos que tuvieron le agudeza de guardar.

Y en lo de saber, creo que es importante las cosas prácticas. Desde poner un clavo en una pared, si, si, sin dañarte un dedo, hasta tener la certeza de como leer bien un mapa tendido sobre una mesa, o conocer el rumbo mirando las estrellas.

Para mi eso es saber. Ser lógico, razonable, emprendedor, y si no conozco mucho ir a los libros, mirar al que lo hace bien, o sencillamente preguntar. Pero preguntar con las razones, con la lógica y con ese sentido común de que luego, cuando lo necesite, o alguien a mi lado lo requiera, poder ayudarle, sin ningun tipo de rubor a poner ese dichoso clavo en la pared.

viernes, 2 de febrero de 2007

Mami tiene 80 años



Mami acaba de cumplir 80 años. Que gusto me dio. Ella estaba casi como esas muchachas cuando cumplen los 15 y le hicimos la fiesta. Claro que si porque se lo merece.


Es que ahora estan mayores, pero si la llegas a conocer. Fue mi maestra. Me enseñó a leer y a escribir, y trabajó por unos 34 años en una escuela rural, donde enseñaba del primero al sexto grado.



Para mi fue siempre esa una obra titánica. Lo más bonito que fuimos cientos, y digo cientos los que pasamos por sus manos, y que me enseñó. Me enseñó a estudiar y conocer el valor de los conocimientos, de los libros, de las palabras, a leer correctamente y también a querer a mi país.

Entonces eso de querer a mi país, estoy segura que vino ya marcado en mis genes.


Pero les estaba contando del cumpleños 80 de mi mamá. Dice ella, cuando Fidel cumple, atras biene el mío. Y claro que sí, en enero fue el de ella, el de Fidel había sido en Agosto.

Le compramos una panetela, que tenía como un licor de piña y una crema de mantequilla, que realmente estaba deliciosa, le hicimos ensalada fría, de vegetales, bocaditos y refrescos, y la familia se dispuso a pasar un buen rato, y yo se que ella lo pasó muy bien.

Luego la invitamos a un restaurante y despues decidimos ella y yo dar un paseo por la ciudad.


De ese paseo les voy luego a contar, para que vean.

Y de mi mamá en aquellos tiempos cuando yo era chica y ella maestra, claro que les contaré mucho más. Fueron días muy felices y siempre le voy a estar doblemente agradecida, primero por ser mi madre y segundo por haberme enseñado a comenzar a conocer el mundo.




Ella lo pasó de lo mejor. Son 80 años felices, de buena salud, y todavía deseos de aprender, le gusta las clases de idiomas que dan por las teleclases de la televisión y además se levanta tempranito para que ella y mi papá, que ya tiene 83 y también es un personaje, dediquen una hora mañanera al estudio.


Yo los quiero muchísimo.


Los dejo ahora con un beso.

Que te parece si conversamos

9
Seguro que te parece bien. De qué te gustaría charlar conmigo. Puede que te invite a un paseo por esta ciudad.
Qué cuál, bueno disculpame. Estoy en Bayamo, una ciudad que es por su historia Monumento Nacional.
Pero no solo por eso es hermosa.

Hay que decir que tiene un antiguo trazado, que en la parte más antigua sus calles son estrechas y que abunda la arquitectura ecléctica, bastante bien conservada, y una historia, que ni te puedes imaginar.
Allá para el 1869, cuando todavía eramos una colonia de España, los vecinos, que apoyaban a los insurrectos, que desde octubre del 1868 se habían alzado, decidieron no ceder a las presiones del ejército colonialista español, y por tanto para no entregar nada de lo que había sido hasta ese entonces una próspera villa, prendieron fuego a la ciudad.
Solo cenizas encontraron los españoles al llegar nuevamente a Bayamo.
Imagine usted si eso fue así hace más de un siglo, cual es el temple de esta comunidad, hoy con infinitos concentos de identidad, de patria de nacionalidad.
Bueno, pues es esta y no otra en la ciudad en que he vivido los mejores 30 años de mi vida, ejerciendo esta profesión de contar las historias de mucha gente, y un poco también esta que también cada día e vivido y dejado escrita en cientos de horas de trabajo, y les digo más, sobre todo de mucho amor.

Volveré, seguro que sí.

Les quiero, Marisela